Los Bonos Azules en Ecuador: Una Estrategia Innovadora para la Conservación
El Presidente de Ecuador Guillermo Lasso se reunió con Gustavo Manrique, Ministro de Medio Ambiente, Agua y Transición Ecológica, en la Islas Galápagos para firmar un decreto de protección ambiental / Más Galápagos via El Universal.
El 6 de Junio de 2022, líderes de todo el hemisferio se reunirán en Los Ángeles, California, para la Novena Cumbre de las Américas. Representantes de los países llegarán a la cumbre con la esperanza de obtener compromisos de sus colegas en una variedad de temas, algunos más sensibles que otros. El centro de muchas de estas discusiones serán preguntas de una recuperación ecológica y equitativa de la pandemia COVID-19, un desafío generacional que ha ocasionado dudas sobre la capacidad de los poderes mundiales para reunir la voluntad colectiva en la lucha contra el cambio climático en esta década decisiva de acción climática.
A más de 3,000 millas de distancia de Los Ángeles se encuentra un país, uno de los más biodiversos del mundo, que experimenta un enfoque innovador para proteger su medio ambiente. Ecuador, que durante mucho tiempo bajo el mandato del Presidente Rafael Correa recibió mucho desprecio por una póliza de intensa extracción de petróleo para financiar programas sociales, ahora está gobernado por un banquero de centro derecha cuyos primeros pasos para expandir la protección marina alrededor de las Islas Galápagos ha recibido elogios de los ambientalistas del mundo. La nueva reserva, llamada “Hermandad”, amplía las aguas protegidas alrededor de la Reserva Marina de Galápagos a 200,000 kilómetros cuadrados (77,000 millas cuadradas), más de dos tercios del tamaño del territorio ecuatoriano. La reserva es el primer paso para establecer un área marina protegida multilateral, anunciada en la Cumbre Climática de la ONU el año pasado, con planes para unir Galápagos con la Isla de Coco de Costa Rica, la Isla de Coiba de Panamá y las islas colombianas de Malpelo y Gorgona.
Sin embargo, para hacer realidad esta área marina protegida en los próximos meses y ańos, el gobierno ecuatoriano requiere un financiamiento del que actualmente carece. Para financiar la nueva reserva marina y proteger otras regiones biodiversas en Ecuador, los Estados Unidos y las instituciones internacionales deben ayudar con este histórico esfuerzo de conservación.
Beneficios de la Conservación
La iniciativa Galápagos destaca un dilema común en los esfuerzos internacionales de conservación. Los países en desarrollo albergan gran parte de la biodiversidad del mundo. Los Estados Unidos y otros países desarrollados se beneficiarán si se protegen estos recursos, pero hasta el momento han ofrecido un mínimo financiamiento para la conservación en el mundo en desarrollo.
Una ganancia clave para los Estados Unidos y sus aliados es geopolítica. La reserva marina del Pacífico Oriental es en parte una respuesta a la pesca ilegal de los barcos chinos, que han sobreexplotado los mares desde el Mar de China Meridional hasta la costa de África Occidental. En agosto de 2020, la armada ecuatoriana localizó 340 barcos chinos cerca de Galápagos; muchos de ellos estaban camuflados y no registrados, con sus transpondedores desactivados en un esfuerzo por escapar de la detección. Al respaldar los esfuerzos de protección marina de Ecuador, los Estados Unidos y sus socios pueden diferenciarse claramente de la fuerte presencia extractiva de China en el hemisferio occidental.
Una segunda ganancia es económica. La nueva área protegida permitirá la reproducción de especies marinas, generando una fuente de alimento sostenible a largo plazo. Con Ecuador entre los mayores exportadores de pescado y crustáceos a los Estados Unidos, proteger el suministro de productos del mar es una medida clave para mantener los precios bajos.
Finalmente, la nueva área de protección marina ofrece beneficios ambientales, evitando tanto la sobrepesca como la contaminación. Estos objetivos se alinean con el énfasis de la administración de Biden en la sostenibilidad, especialmente a medida que se acerca la Cumbre de las Américas.
Al imponer limitaciones a la pesca hoy, los líderes ecuatorianos saben que mañana verán beneficios políticos, económicos y ambientales, beneficios que los Estados Unidos y sus socios compartirán. Pero si los oficiales ecuatorianos muestran este tipo de previsión, también podrían enfrentar costos a corto plazo.
Costos de Protección Marina
Por una, los pescadores ecuatorianos perderán un flujo clave de ingresos. Dado que los crustáceos y pescados representan más del 25 por ciento de las exportaciones de Ecuador, su pérdida implicará costos a la economía, al menos en el corto plazo.
Más allá de la pérdida de ingresos por pesca, proteger la reserva marina ampliada va a requerir mayores desembolsos presupuestarios por parte del gobierno central. Declarar una zona de protección es una cosa; monitorear el área, coordinar con los gobiernos vecinos, y ejecutar leyes de violaciones marina con la Armada, la guardia costera, y el sistema judicial es otra. Cada una de estas actividades costará dinero, dinero que el gobierno ecuatoriano actualmente no tiene.
Durante los últimos siete años, Ecuador acumuló una deuda de más de $60 mil millones para compensar la disminución de los ingresos petroleros y para pagar el gasto social relacionado con la pandemia. El presidente Guillermo Lasso se ha comprometido a reducir el déficit en 2022 para ayudar a pagar la deuda; el gasto adicional de conservación será difícil de cubrir ya que el gobierno persigue ese ambicioso fin.
Para permitir que Ecuador invierta en protección ambiental sin causar disrupción económica a corto plazo, los Estados Unidos y las instituciones internacionales deberían ofrecer herramientas para ayudar.
Dos herramientas deberían convertirse en prioridades inmediatas: un canje de deuda por naturaleza, y una nueva relación comercial basada en la sostenibilidad.
Deuda de Cambio Natural
En un canje de deuda por naturaleza, los tenedores de deuda soberana acuerdan perdonar préstamos a cambio del compromiso de un país con la protección ambiental. Los tenedores de deuda se benefician al lograr sus objetivos ambientales. El país se beneficia porque la deuda condonada abre espacio fiscal para las prioridades sociales.
La historia de éxito más reciente de canje de deuda por naturaleza viene de Belize. En noviembre del año pasado, el país completó un acuerdo para intercambiar $553 millones- el 10 por ciento de su PIB– en deuda soberana por un compromiso para conservar el segundo arrecife de coral más grande del mundo. Según el acuerdo, The Nature Conservancy (TNC), una ONG con sede en los Estados Unidos, prestó fondos al gobierno de Belice para recomprar $553 millones en bonos de inversionistas privados a un precio reducido. Belice luego emitió $364 millones en “bonos azules” a inversionistas interesados en un retorno ambiental y social. El banco europeo Credit Suisse suscribió los bonos, mientras que la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC) de los Estados Unidos los aseguró.
“Si no tuviéramos el seguro”, dijo al FMI Kevin Bender, Director de Deuda Sostenible de TNC, “nadie buscaría prestarle a Belice”. El apoyo de DFC permitió a Belice lograr un grado de inversión de las agencias de calificación, tasas de interés más bajas, un cronograma de pago y un vencimiento de bonos a largo plazo.
Según los términos de los bonos azules, el gobierno de Belice está obligado a gastar $4 millones cada año en conservación hasta 2041, y también expandir sus áreas marinas protegidas. Después de 2041, una institución financiará los esfuerzos continuos de conservación marina.
Cuando el presidente Lasso anunció el proyecto de conservación de Ecuador junto con sus colegas regionales en la Cumbre de Clima de Glasgow, señaló que la nueva reserva marina se financiaría mediante un canje de deuda por naturaleza. Sin embargo, en los meses posteriores, surgieron pocos detalles sobre qué tenedores de deuda estarían involucrados en el canje y cuánta deuda se perdonaría.
Los Estados Unidos debería aprovechar esta oportunidad de oro para entrar en la conversación. Durante el último año, el Presidente Biden ha enfatizado correctamente el cambio climático y la sostenibilidad en foros nacionales e internacionales; el gobierno de los Estados Unidos debería llevar estas mismas prioridades ambientales a la Cumbre de las Américas, comprometiéndose a ayudar a Ecuador con su canje de deuda por naturaleza.
El seguro DFC puede ayudar a Ecuador y sus vecinos a ganarse la confianza de los inversores privados interesados en los bonos azules. La DFC también puede brindar asistencia técnica e identificar bancos para coordinar el cambio. El ejemplo de Belice muestra que el apoyo del gobierno de los Estados Unidos puede hacer o deshacer el tipo de canjes de deuda por naturaleza que Ecuador está contemplando ahora.
Una Agenda de Comercio Centrada en el Medio Ambiente
Además de ayudar a Ecuador con un canje de deuda por naturaleza, los Estados Unidos deberían colocar las consideraciones ambientales en el centro de su agenda comercial bilateral con el país sudamericano.
La pesca, la minería y la producción de petróleo son las industrias de exportación más importantes de Ecuador y las principales receptoras de inversión extranjera directa. Cada uno está plagado de riesgos ambientales y climáticos. Dado el lugar de los Estados Unidos como el mayor socio comercial y de inversión de Ecuador, el gobierno de los Estados Unidos puede ser una fuente efectiva de presión sobre el gobierno ecuatoriano para proteger el medio ambiente.
En acuerdos comerciales anteriores, los Estados Unidos ha integrado preocupaciones ambientales. El Acuerdo entre los Estados Unidos, México y Canadá de 2018 obliga a sus signatarios a prevenir la sobrepesca, limitar la contaminación marina y realizar evaluaciones de impacto ambiental. De manera similar, el Acuerdo de Promoción Comercial entre Estados Unidos y Perú (PTPA) de 2007 impuso límites estrictos a la deforestación en Perú. Bajo ambos acuerdos, los países pueden tomar represalias con sanciones comerciales si otro signatario viola sus compromisos ambientales. A medida que el comercio entre los Estados Unidos y Ecuador se expande y los dos países continúan profundizando la relación bilateral, compromisos como estos pueden garantizar que las consideraciones ambientales reciban la debida atención y no se descuiden en la búsqueda de otros objetivos.
Durante el último año, Global Americans ha publicado cinco informes sobre la relación entre Estados Unidos y Ecuador, contemplando en parte, cómo las partes interesadas en ambos países pueden aprender de las mejores prácticas en comercio e inversión. Las disposiciones ambientales incluidas en PTPA y USMCA se destacan como una lección clave para la relación entre los Estados Unidos y Ecuador, ya sea que los negociadores elijan incluir las disposiciones en un posible acuerdo comercial o en otro acuerdo que no sea un tratado integral. Para garantizar que estas disposiciones surtan efecto, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos también debe estar dispuesta a hacer cumplir las disposiciones ambientales con el mismo vigor con el que actualmente hace cumplir las disposiciones económicas.
Mirando Hacia Adelante
La Cumbre de las Américas está a menos de 14 días. Dos semanas pueden ser toda una vida en el mundo de la diplomacia internacional. La región enfrenta desafíos sin precedentes, y Los Ángeles representa una oportunidad para que los Estados Unidos demuestre que está preparado para la tarea de unir a los países del hemisferio para abordar los problemas del día de hoy y las oportunidades de mañana. Ayudar a Ecuador a negociar un canje de deuda por naturaleza y construir una relación comercial centrada en el medio ambiente deberían ser dos de los muchos enfoques novedosos que la administración de Biden considera mientras se propone cumplir su promesa de recuperación sostenible en las Américas.
Guy Mentel es Director Ejecutivo del grupo de expertos enfocado en el hemisferio occidental, Global Americans. El Sr. Mentel escribe y habla extensamente sobre las relaciones entre los Estados Unidos y Latinoamérica y los asuntos hemisféricos, y frecuentemente informa al personal del Congreso y a otros observadores internacionales sobre la política de los Estados Unidos en la región.
Robert Carlson es Editor de Global Americans e investigador principal para el Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre las Relaciones entre los Estados Unidos y Ecuador. Anteriormente trabajó con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, la Organización de los Estados Americanos y el American Grand Strategy Program de la Universidad de Duke.
Más información sobre la economía azul y las finanzas sostenibles.